Risotto de calabaza y salvia

Vierte 500 ml de caldo en un cazo hondo y llévalo suavemente a ebullición, agrega casi toda la calabaza y deja que se vaya ablandando a fuego lento.
Mientras la calabaza hierve a fuego lento, añade 25 g de mantequilla en una sartén y deja que se derrita. Agrega la salvia para que se ablande alrededor de 5 minutos. Eso hará que la mantequilla coja el sabor de la salvia. Retira la salvia y resérvala. Añade el aceite de oliva y las verduras picadas. Deja que se ablanden a fuego lento unos 8 minutos. Las verduras deberían quedar tiernas pero sin dorarse.
Cuando la calabaza esté tierna, retírala del caldo con una espumadera, mézclala con las hojas de salvia y remueve hasta hacer un puré suave; si es necesario, añade más caldo de cucharada en cucharada para que el puré quede homogéneo y suave. Agrega el caldo restante a la sartén y vuelve a llevar las verduras a ebullición a fuego lento.
En cuanto las verduras estén tiernas, agrega el arroz y sube un poco el fuego. Dora el arroz unos minutos hasta que quede translúcido. A continuación vierte el vino y redúcelo hasta que el alcohol se haya evaporado. Luego añade el caldo, cucharón a cucharón, hasta alcanzar la consistencia adecuada.
Añade el puré y revuelve otros 3 minutos más a fuego medio. Retira el risotto del fuego y agrega el parmesano y el resto de la mantequilla. El calor residual de la sartén derretirá el queso y la mantequilla aportando una increíble cremosidad.